El verano es un momento de cambios, ya no hay horarios ni rutinas, solo momentos para disfrutar, crear, pensar, aprender e imaginar. Pasamos más tiempo libre con nuestra familia y nuestros hermanos. Por eso nuestras relaciones se afianzan durante las vacaciones.
Este verano noté un cambio importante en la relación de mis hijos, el pequeño comienza a hacerse mayor y se va acercando a su hermano compartiendo juegos, actividades y amigos. Me di cuenta que con el paso del tiempo empiezan a necesitarse y a tener más cosas en común, sin dejar de lado sus personalidades.
Aunque las peleas son menos frecuentes, aún hay varias por día, sin embargo descubrí que si no me meto se arreglan solos, y así aprenden a llegar a un acuerdo entre los dos.
Por otro lado observé que cada uno necesita su tiempo personal para poder hacer lo que le gusta, y eso el otro lo debe respetar y no meterse.
Hoy soy un espectador de esta increíble relación de hermanos, que veo cambiar con los años y soy testigo de sus risas cómplices, sus peleas, sus ruidos, sus abrazos y sus llantos.
Un hermano es un amigo incondicional, un compañero, un escudo, un oído y un abrazo.
Es así y con el pasar del tiempo, son cómplices y amigos absolutos.
Es un necesitarse en el compartir, es tener una mirada entre ellos de complicidad .
Hoy soy feliz de ver a mis hija/o adolescente . Ser cómplices y hermanos .
Es un camino que hicieron entre los dos 💚.
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Qué lindo Vero!!! Me alegra que con el tiempo todo sea mejor, un beso!!
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